"Que se reconozca mi trayectoria me ayuda a seguir luchando. En mi oficina, la de Campollano, me ayudan en todo"

Globalcaja la hacemos entre todos los que aquí trabajamos, pero nuestra razón de ser son nuestros clientes. Ana Isabel Romero Collado (Albacete, 1981) forma parte de nuestra familia. Está de enhorabuena por haber sido premiada por la Asociación de Mujeres Empresarias de Albacete y Provincia (AMEPAP), en el certamen XVII Entre Nosotras, en la categoría de Empresa Agroalimentaria, patrocinada por la Fundación Globalcaja, por su labor al frente de SGFumigaciones, empresa centrada en la fumigación de cereales, legumbres y frutos secos tras su cosecha y recolección.

Enhorabuena, ¿cómo ha recibido este reconocimiento?

Que se reconozca mi trayectoria como mujer empresaria me ayuda a seguir luchando, no es fácil ser líder en un ámbito empresarial donde la presencia masculina es mayoritaria. Me ha costado, pero poco a poco se ha reconocido mi trabajo y lo he logrado. Cuando me llamó la presidenta de Amepap, Toñi Pastrana, y me comunicó la noticia, me alegré al saber que este premio contaba con el apoyo de la Fundación Globalcaja. Tengo todas mis cuentas, también las particulares, en la entidad y estoy muy satisfecha de la atención que recibo en mi oficina, en Campollano, me ayudan en todo. 

Emprender no es un camino sencillo, ¿qué le llevó a decantarse por crear su empresa?

Siempre me ha atraído el mundo empresarial, quizás haya sido el ejemplo de mi padre el que me ha motivado a sacar adelante una empresa partiendo de cero. Empecé a estudiar Biología en Murcia, pero decidí regresar a Albacete, mi tierra, siempre he querido estar aquí y me diplomé en Gestión y Administración. En cuanto pude me decanté por trabajar en la empresa privada, es ahí, en el día a día, donde se aprende y se pone en práctica la teoría que te enseñan en la facultad.

¿Qué le llevó a una actividad tan especializada, como son los tratamientos de fumigación? 

Empecé trabajando en una empresa de puertas automáticas y después pasé a formar parte de una firma de fumigación. Pasado un tiempo decidí, junto a José Campayo, emprender un camino propio, y crear nuestra propia empresa. Su muerte inesperada y repentina en 2018 fue para mí un mazazo gordísimo, porque era un pilar muy importante. Pero no me quedó otra, fui valiente y miré hacia adelante.

Y aquí está, al frente de un equipo que supera los diez empleados en plena campaña, ¿cuál es la realidad de SGFumigaciones? 

Nuestra actividad principal es la fumigación de cereales, legumbres y frutos secos en cooperativas y almacenes agrícolas, para evitar que sufran plagas y que su conservación sea óptima. Trabajamos sobre todo en Castilla-La Mancha, pero también en Murcia, Alicante y Granada, una provincia donde hemos estado muy activos esta temporada. Pero además de la fumigación de cosechas, tenemos otra actividad complementaria, como son los tratamientos de desinsectación, desratización y desinfección en otros sectores. Con el Covid hemos tenido mucho trabajo en este ámbito. 

¿Por dónde pasa la proyección futura de SGFumigaciones?

Estoy contenta con lo que hemos logrado hasta ahora, pero me gustaría impulsar la empresa todavía más. Hemos ido creciendo año tras año y ahora nos planteamos abrir una delegación en las Islas Baleares, poniendo el foco en la hostelería y el alquiler vacacional, para realizar trabajos de desinfección y desinsectación.