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Jue, 27/07/2023
“No concebimos un verano, sin tener en casa a un niño saharaui con nosotros”.
Quienes así hablan son nuestro compañero David Ponce y su mujer, María de Los Llanos Armero, que han querido relatarnos su experiencia como familia participante en el programa Vacaciones en Paz.
A su lado tienen a una sonriente Mhayuba, una niña de 8 años, que tiene otros seis hermanos. David y María de Los Llanos los conocen a todos por su nombre, durante varios veranos acogieron a su hermana Asisa y con la familia mantienen relación todo el año, a través de videollamadas, envío de paquetes….
Hace siete años se iniciaron en esta experiencia. “David y yo lo habíamos hablado, queríamos acoger a un niño en casa una vez que nuestros hijos, Lucía y David fueran mayores, y casi sin preguntarle a él, di el paso”, nos cuenta María de Los Llanos.
Sin conocer en profundidad la causa saharaui, se tropezó con la Asociación de Amigos del Pueblo Saharaui y así empezó todo. “Lo único que queríamos era acoger a un niño, por voluntad de ayudar al prójimo”, nos cuentan David y María de Los Llanos, que se han implicado tan a fondo con esta asociación que ahora se hacen cargo de la tesorería.
Vacaciones en Paz
‘Vacaciones en Paz’ es el programa más importante que lleva a cabo la Asociación de Amigos del Pueblo Saharaui.
La finalidad es clara: sacar, durante los meses del verano, del Sáhara, donde se superan los 50 grados de temperatura, a los niños y niñas; y, aprovechar esa estancia para hacerles revisiones médicas y ofrecerles una alimentación más rica que la que pueden tener en los campamentos de refugiados.
Mhayuba está sana, igual que la mayor parte de los chicos que vienen, pero sí que este programa ha servido para detectar cardiopatías, problemas oftalmológicos o de otro tipo, y tratarlos a tiempo.
Este verano han venido a Albacete 40 niños y niñas, de entre 8 y 12 años, un número inferior a otras ocasiones. “El Covid impidió que vinieran durante dos veranos y está costando recuperar el programa y encontrar a familias voluntarias”, confiesa María de Los Llanos, que no duda en animar a otras personas a dar el paso de convertirse en familia de acogida, como han hecho ellos.
“Es una experiencia muy enriquecedora personalmente, recibes mucho más de lo que das”, aseguran David y María de Los Llanos, que en verano se trasladan a vivir al pueblo donde tienen sus raíces, Mahora.
"La espiga en las venas"
“Mi abuelo fue uno de los fundadores de Caja Rural en Mahora, vamos, que yo soy la tercera generación en la entidad, me corre la espiga por las venas”, dice con humor David, a quien podemos encontrar en la Urbana 14 de Albacete o participando en todas las carreras populares que puede, siempre con la camiseta Globalcaja, es un #RunnerGlobalcaja.
David nos habla de su trayectoria en la entidad, primero como integrante del ‘Equipo Volante’, “tuve destinos, como Socovos, donde nos fuimos toda la familia y de los que guardamos un gran recuerdo”; hasta ser destinado a Albacete, primero en la Urbana 10, donde ejerció la dirección nueve años, y ahora en la Urbana 14.
En verano, trasladan su residencia a Mahora, y aquí la pequeña Mhayuba, se baña en la piscina, juega por las calles y se divierte bromeando con David. La pequeña, que viene por primera vez a España, regresará cada verano a casa de David y Maria de los Llanos, hasta que cumpla los 12 años, por lo que el vínculo que se crea con la familia es muy importante. “No es que acojamos a un niño, es que tenemos una familia en el Sáhara a la que planeamos visitar”, asegura David.
Llenos de amor y cariño
“Nosotros, que nuestros hijos son ya mayores, podríamos optar por pasar los veranos más tranquilos, pero tener un niño saharaui en casa nos aporta mucho más, aunque vengan con las manos vacías, te traen un cariño y un amor, que te llena”, confiesa David, que anima a las familias de Globalcaja que puedan a probar esta experiencia.
“Es única, cuando ves a familias que no solo acogen, sino que además dan el paso de hacerlo con un niño que tiene una discapacidad, te das cuenta de que todavía queda mucha gente buena en el mundo”, sentencia María de Los Llanos.
Para quienes no pueden acoger un niño en verano, pero tienen la voluntad de ayudar, la Asociación de Amigos del Pueblo Saharaui tiene otros programas y lleva a cabo otras acciones para las que siempre necesitan ayuda, como es el mantenimiento de un colegio en El Aaiún; un programa de ayuda a personas con parálisis cerebral y la posibilidad de Amadrinar o Apadrinar a personas con discapacidad enviándoles cestas con productos de primera necesidad a los campos de refugiados.
¡¡¡ Gracias David, por compartir esta experiencia y animarnos a participar de ella !!!
7 Valoraciones
Jue, 27/07/2023
Desde que tengo memoria sé que DAVID está comprometido con esta causa solidaria. Enhorabuena de corazón, y le animo a que sigue así mucho tiempo.
Jue, 27/07/2023
"Todavía queda mucha gente buena en el mundo" y qué gusto que haya personas así dentro de nuestro equipo!!
Estupenda iniciativa y gran compañero
Jue, 27/07/2023