Mar, 16/03/2021
Atravesando la carretera nacional que nos lleva a este municipio, merece la pena contemplar las enormes encinas que se abren paso durante todo el trayecto. Un paisaje el de La Mancha que no te deja indiferente, con amplias llanuras, diversos cultivos y una fisionomía característica, contrastada a veces por la inconfundible silueta de los molinos de viento.
Una vez en Agudo, si te diriges a la Plaza de España, núcleo del municipio, encontrarás la oficina Globalcaja que da servicio al pueblo. Y allí, el director de la misma, Ernesto Manzano, nos recibe con una sonrisa.
“La ubicación de nuestra oficina es inmejorable, está situada en la plaza del pueblo, siempre hay gente rondando y las terrazas de los bares que tenemos aquí dan mucha vida”. Ernesto asegura que le encanta estar en contacto con sus vecinos, saber de ellos y ser parte de la solución a sus problemas. Así, el director de la oficina situada en el último pueblo de la provincia ciudadrealeña, se muestra encantado del apoyo que da la entidad para la que trabaja a los pequeños municipios y de la accesibilidad que ofrece a sus habitantes.
Ernesto vive en Baterno, un pueblo a tan solo 11 km de Agudo que, sin embargo, ya pertenece a Extremadura. Él se considera de Agudo, lleva nada menos que 21 años trabajando en la misma oficina y “no lo cambiaría por nada del mundo”, recalca. En sus inicios, trabajó algunos meses de prácticas en Porzuna, otra localidad de la provincia, pero al poquito tiempo lo destinaron a Agudo y, desde entonces, lleva dos décadas trabajando para su pueblo en la oficina unipersonal de Globalcaja.
Agudo es un municipio ganadero con, aproximadamente, 1.500 habitantes. A diferencia de otras poblaciones, paseando nos encontramos con más entidades financieras que compiten con Globalcaja por atraer clientes. No obstante, Ernesto nos cuenta que tiene alrededor de 800 clientes en su oficina, lo que demuestra la confianza de los agudeños en nuestra entidad.
Lo más curioso es como puede organizarse alguien solo para atender las necesidades de tantos clientes. Y Ernesto afirma entre risas que no se organiza, sino que es el pueblo quien lo organiza a él. “Aunque suene raro, la mayoría de veces dependo de las personas, por eso digo que ellos me organizan. Además, por la relación que tengo con la gente, me resulta imposible no atenderlos en condiciones, aunque tenga que ir posponiendo trabajo”. Por otro lado, el tema de la privacidad es otro de los inconvenientes con el que, en ocasiones, se encuentra Ernesto. Aunque la oficina es muy amplia, al estar solo no puede atender algunas peticiones sobre préstamos o financiación en la caja porque suele haber más clientes delante y, en estos casos, las personas buscan privacidad. Así que, este tipo de operaciones suele atenderlas con cita en horarios que no hay afluencia de personas.
Tan solo unos días antes de nuestra visita a Agudo, instalaron un nuevo cajero en la oficina, más moderno y desde el que puedes realizar infinidad de gestiones. A Ernesto le facilita mucho el trabajo, pero también reconoce que prefiere el trato de tú a tú y que no podemos perder el contacto con la gente. “Siendo realistas, yo opto por el trato directo. Recibo muchísima información; si alguien vende o se ha comprado una finca, si se están construyendo una casa… lo que puede ayudarme a realizar labores comerciales. Además, al final mis clientes son mis vecinos y mis amigos, y prefiero estar cerca de ellos”. Aun así, Ernesto intenta que la gente joven utilice el cajero o la APP, que reconoce “resulta súper útil”. Con la gente mayor cree que hay poco que hacer, son reacios y no se fían de la tecnología, por lo que a él no le cuesta atenderlos personalmente.“Los grandes bancos están renunciando o abandonando las zonas rurales y sustituyendo oficinas presenciales por oficinas virtuales o en otros casos agencias, algo que espero que no llegue a ocurrir en nuestra entidad. Nosotros contamos con un valor añadido, el contacto y la confianza de nuestros clientes”, admite Ernesto. Y es que trabajar durante veinte años en la misma oficina y conocer a la gente y sus necesidades, vale mucho. Ese nexo es lo que nos diferencia del resto de entidades; conocer la zona, a sus vecinos, entender sus carencias y poner todo lo que esté en nuestra mano por ayudarles. “Ya no solo porque es nuestro trabajo, sino porque lo sentimos como parte de nuestra familia”.
Ernesto nos ha enseñado que es feliz en Agudo. Nos ha reiterado que, si algo le gusta de la forma de hacer de Globalcaja, es el contacto con la gente. Una gran ventaja frente a los grandes bancos. Y que cuando sale a pasear por el pueblo y todos los vecinos le saludan con una sonrisa, merece la pena el esfuerzo invertido. “Estoy muy integrado en las zonas rurales, tengo mi explotación de olivo y estoy donde me gusta estar. Aquí soy el director del banco, igual que está el cura o el mecánico, formo parte del ecosistema y soy uno más. Esta es la forma que he elegido de vida, y no la cambio por nada”.
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