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Lun, 13/09/2021

Julio Avellano es, tal y como él mismo se define, “culo de mal asiento”. Polifacético, activo y capaz de aprovechar el tiempo sobremanera. Se incorporó a Globalcaja en 2012, al frente de una nueva oficina en Guadalajara, su tierra natal, y además lo hizo arrancando un proyecto de cero, lo que le motivó aún más. “Somos la mejor oficina de todo Globalcaja”, afirma orgulloso del equipo con el que trabaja.

Es director de la oficina 4902 y fanático de su trabajo, pero también lo es del deporte y de cualquier actividad que requiera aprendizaje. Trabajar en una oficina es un empleo sedentario; por eso, cuando termina su jornada laboral, solo piensa en sacar partido al tiempo libre que le queda. ¡Y lo más sorprendente es la rentabilidad que hace de ese espacio! Eso sí, casado y con tres hijos, reconoce que sin el apoyo de su familia jamás hubiera sido posible llevar a cabo todo lo que ha vivido. “Gracias a mi mujer y a mis hijos, al cariño y al tiempo que no les he dedicado, he podido disfrutar de muchas actividades. Sin su comprensión nunca hubiera sido posible”.

Etapa al frente del CD Ciudad de Guadalajara FS

Julio es un apasionado del fútbol en general, pero un poco más del fútbol sala. “Es más vivo, más táctico y dinámico. Me gusta más”. Esa, y sus ganas de tener siempre algo entre manos, fueron las razones por las que se lanzó al que sería uno de los proyectos más bonitos de su vida, presidir el Club Deportivo Ciudad de Guadalajara Fútbol Sala.

Durante 11 años, estuvo al mando de esta escuela de fútbol base con más de 300 niños, desde los cuatro años hasta juveniles, y con un equipo senior en segunda división B. Él mismo se ríe pensando lo que supuso gestionar, de forma extra laboral, casi 30 equipos compitiendo semanalmente. “Al mismo tiempo que presidía el club, entrenaba a algunos grupos de chavales”, reconoce satisfecho. “Tenía que hacerlo buscando huecos y haciendo malabarismos; solía entrenar a partir de las ocho de la tarde y terminaba a las diez u once de la noche, pero merecía la pena”.

Hace ya dos años que no forma parte del Club y aún recuerda emocionado que, durante su última temporada, ganaron la Liga Provincial gracias al “equipazo” que tenía. “Con un gran conjunto, optimizando y aprovechando las cualidades de cada uno de los futbolistas, se obtienen resultados, y es absolutamente gratificante”.

El Club Deportivo Ciudad de Guadalajara FS es una gran familia, y no solo por la cantidad de integrantes que tiene, sino por el alcance de muchos de los equipos, logrando jugar en la primera división de la Liga profesional de fútbol sala. “Llegar a tener más de 300 chicos jugando en este club, en una ciudad pequeña como es Guadalajara, y cumplir objetivos, era todo un orgullo para mí.”

Experiencias inolvidables

Julio admite que la parte más “fea y complicada” de su rol, era la económica. “Organizar, gestionar y coordinar a más de 30 monitores y entrenadores, tratar con las administraciones, reunirnos con la Federación… eran temas más complicados”. Sin embargo, pesan más los recuerdos de todas las anécdotas, celebraciones y buenos momentos. Julio no se olvida de los torneos de verano, donde se reunían más de 70 u 80 niños y pasaban la noche juntos en pabellones. “Eso son experiencias que no se olvidan”.

Una de las más importantes fue la Supercopa de España en 2016. “Se me quedó muy grabada por la ilusión de los niños en los desfiles a pista en los partidos; el recuerdo que les queda para siempre y la ilusión que tenían de estar con profesionales de primera división y poder verlos tan de cerca”. Julio cuenta que fue un gran orgullo ser uno de los clubes colaboradores y organizadores del evento y reconoce que fue una “experiencia imborrable”. También guarda momentos especiales, como la oportunidad de conocer a personas que admiraba; el portugués Ricardinho, míticos periodistas deportivos como José María García o incluso al que fuera entrenador de la Selección de Fútbol Sala de España durante 13 años, Venancio López. “Que personas como Venancio vengan a decirnos que estamos haciendo un gran trabajo es una sensación brutal”.

as mejores etapas también tienen su fin, y la de este guadalajareño al frente de la escuela de fútbol terminó cuando la carga de trabajo en la oficina, sumado algunas discrepancias con la gestión del club, le hicieron sopesar que quizá era el momento de echarse a un lado. Sin embargo, como él mismo admite, no descarta volver a entrenar algún día. “Tengo el título de entrenador de la Federación de Fútbol y Fútbol Sala, además de que este deporte es para entusiastas y para a quienes nos gusta incondicionalmente, así que nunca digas nunca”.

Además de fútbol... pádel y música

Por si su experiencia como presidente de un club de fútbol no fuera suficiente, Julio lleva más de 20 años jugando a frontenis con amigos, compañeros de trabajo y clientes. "Jugamos dos o tres días por semana, a altas horas de la noche, en torno a las 22.00h”. ¿Te lo puedes creer? ¡Aún saca tiempo para pasar un rato entre amigos dándole a la raqueta!

 

Además, Julio es un fanático de la música. “Era de los que decía que cuando me prejubilase quería aprender a tocar la guitarra, pero cuando dejé el fútbol tenía demasiados espacios de tiempo desocupados y eso me llevó a adelantarme”. En esta ocasión fueron ‘Fito y Fitipaldis’ y, más concretamente, su saxofonista, quien incitó a Julio a aventurarse en el mundo del pentagrama. Se animó, junto a un cliente y amigo de la Caja, a apuntarse a clases de saxo. “Solo vamos los viernes por la tarde y, aunque es poco tiempo, me lo tomo con calma y no me presiono. Cada vez suena mejor, y eso es lo importante”. 

A la pregunta sobre qué tiene pendiente, responde resoplando y entre risas, “me encantaría tocar la guitarra, pero más adelante. Una vez que controlas la música y el pentagrama creo que el proceso de aprendizaje es más sencillo. El saxo, por ejemplo, implica muchas más cosas; potencia, rapidez, controlar la respiración con el diafragma… pero lo importante es que la música, en general, es una armonía de vida.

Al final, como reconoce Julio, se trata de ponerte metas y luchar por alcanzarlas. Ahora es el momento de la música, pero quién sabe si en un futuro el fútbol vuelva a llamar a su puerta. O quizá algo nuevo. Lo que sabemos seguro es que este ‘culo de mal asiento’ no dejará de aprender ni de adentrarse en nuevos mundos, siempre y cuando, como el mismo afirma, esté rodeado de los suyos.

“La familia es lo más importante para lograr tocar el cielo”.

 

2 Valoraciones

Jue, 14/10/2021

Un ejemplo laboral y personal. ¡Muy grande es la huella que dejas Julio!