Mar, 25/04/2023
Situado entre dos cerros, el de San Sebastián y Santa Ana, localizamos al séptimo municipio más grande de Castilla-La Mancha: Puertollano, donde habitan más de 45.000 personas.
Puertollano ha sido una de las escasas ciudades industriales que ha tenido una región de fuerte acento rural como es Castilla-La Mancha.
Esta población, que en sus orígenes fue agrícola, se transformó en ciudad-balneario al descubrirse las propiedades de sus aguas agrias. Aquello no fue nada más que el indicio de la riqueza de su subsuelo, pues en 1873, casi por casualidad, se descubrió la presencia del carbón, que convertiría a Puertollano en una localidad minera.
Del carbón a las pizarras bituminosas, hasta alcanzar el petróleo, que dieron lugar a las refinerías que fueron germen del Complejo Industrial de Puertollano, dominado por Repsol, el verdadero motor de crecimiento de una ciudad que si antaño siempre atrajo población, hoy busca un renacer económico, tratando de poner el foco en las energías verdes.
En este Puertollano que lucha por recobrar su vigor y hacer su particular transición energética, en la barriada de Santa Ana, que tiene como corazón el Colegio de Salesianos, encontramos la Urbana 1 de Puertollano, una oficina formada por un equipo integrado exclusivamente por mujeres: Celia Ortiz Moreno, directora de la oficina; Rocío Corro González, gerente comercial y Montserrat Rosa Recuerdo, como gerente del servicio de oficina.
“Rocío está visitando empresas, en esta oficina salimos mucho a la calle”, nos cuenta Celia Ortiz, nada más recibirnos. Y es que, describe la directora de la Oficina 3102, Puertollano “es una plaza complicada”.
Celia conoce bien la localidad, no en vano, es puertollanera y sabe del devenir de Puertollano, que pasó de ser la ciudad del carbón a convertirse en la ciudad del petróleo, para mirar ahora hacia las nuevas energías, como el hidrógeno verde, confiando en que sirvan de locomotora económica.
Esta joven graduada en Derecho, pensó en hacer carrera en la administración de Justicia, pero le picó el gusanillo de la banca. Debutó en BBVA y Globalcaja la fichó a través de la primera edición del programa de captación de talento Globaltalent.
Tiene un buen recuerdo de los intensos meses de formación que recibió en Servicios Centrales y agradece la experiencia que adquirió en la Oficina Principal de Puertollano, donde estuvo dos años volcada en labores comerciales, “por mucho que te creas que sepas, hasta que no llegas al patio de operaciones, no aprendes”, dice con sinceridad Celia, que recuerda con cierto humor cómo fue el aterrizaje en las oficinas tras salir de Globaltalent. “Los primeros meses complicados, en las oficinas esperaban recibir eminencias y no sabíamos ni meter el DNI en el aplicativo, pero el resultado final, después de meses de trabajo, fue genial”, confiesa Celia, quien señala a Rocío Castellanos, directora de la Oficina Principal de Puertollano, como su madrina.
Completado el programa de formación, nuestra compañera tomó las riendas de la Oficina de Fuencaliente, un destino unipersonal, “no había tocado la caja en mi vida, solo había hecho labores comerciales y allí que me fui, 10 meses, a Fuencaliente, donde pasé a ser Celia, la del banco, la de Globalcaja, yo sola para todo, -eso sí, con la ayuda del Zona, Pepe Sobrino, quien estuvo siempre ahí-, la experiencia resultó ser una magnífica escuela, me vino bien”.
Un equipo decidido
Y con este bagaje fue cómo aterrizó Celia en la Urbana 1 de Puertollano, donde encontró el apoyo de Montse, interventora y gestora interna de la oficina, “lleva más de 20 años en esta oficina, por tanto, conoce bien el paño y me ha ayudado muchísimo, Montse son mis manos y mis pies, ella conoce a la perfección a cada cliente y como directora confío plenamente en las apreciaciones que me hace”.
El reto, al frente de la 3102, pasaba por relanzar la oficina y rejuvenecer a su clientela. Y para ello se apoya en la labor comercial de Rocío, “una sevillana, afincada hace tiempo en Ciudad Real, que es la alegría en persona, buena comercial, sabe vender y gestionar con los clientes”, describe Celia, que nos habla de las dificultades de la plaza de Puertollano, una localidad que, se lamenta, no atraviesa su mejor momento económico.
Montse ratifica este diagnóstico y sitúa el punto de inflexión en el cierre de las factorías de placas fotovoltaicas, quizás el más sonado fue el la empresa ucraniana Silicio Solar que llegó a generar cerca de un millar de puestos de trabajo en Puertollano, hasta que en 2012 quebró.
Una década después, la localidad no ha remontado, aseguran Celia y Montse, “la gente joven se marcha, porque no hay trabajo; hay menos comercio que nunca y el precio de la vivienda está por los suelos, en 50 o 60.000 euros a lo sumo, porque hay mucha en venta”.
Con estos mimbres, el Equipo de la 3102 trata de hacer su cesto día a día.
El empeño, la perseverancia y el buen trato, son sus herramientas. “El boca a boca hace mucho, si tú a una empresa que tienes como cliente la tratas bien, es fácil que te recomiende, porque aquí no entra tanto en juego una guerra de precios, como el buen trato y el reconocimiento”, asegura Celia, “al final, somos de Puertollano, vivimos aquí, hacemos vida aquí y la gente nos conoce, saben que pueden confiar en nosotras”.
“No es raro que más de un lunes llegue a la oficina con algún TPV que he hecho en el fin de semana”, dice con humor la directora, que tiene palabras de aliento para quienes hacen labor comercial en la calle. “Globalcaja sale mucho a la calle, a visitar clientes, empresas que no lo son, pero oye, ese que un día te dice que no, si consigues que se quede con tu tarjeta y se lleva de ti una buena imagen y consigues empatizar con él, pues a lo mejor el día de mañana si se enfada con su entidad te llama, se trata de sembrar para recoger frutos en un futuro”.
“Soy consciente de que la situación económica debe acompañar y que mientras en los pueblos donde la economía marcha sales y regresas con dos clientes, aquí te cuesta mucho más, lo sé porque me he pateado Puertollano y no siempre salían las cosas a la primera, pero también sé que esos clientes que llegan más despacio, después son clientes fieles, de los que se acuerdan de ti”, relata Celia, decidida como está, junto a su equipo, en darle la vuelta a la Oficina 3102.
“Poco a poco lo vamos consiguiendo, van entrando clientes jóvenes, con hipotecas, algo que es importante porque se genera una vinculación a largo plazo con ellos; nuevos clientes que necesitan un préstamo o que están domiciliando sus nóminas, unos frutos que conseguimos a fuerza de trabajo y de mucha calle”, concluye.
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