Jue, 25/01/2024
La música es la gran afición de nuestro protagonista de hoy, nuestro compañero Pedro José Fernández Cézar, director de la Oficina de Mota del Cuervo (Cuenca) quien, entre el trabajo y la crianza de sus tres hijos, de 6, 4 y 2 años, saca tiempo de dónde sea para seguir yendo a los ensayos de su banda y no perderse ningún concierto, con su trombón de varas. Ah, y cuando puede, aún sale a correr y entrena para participar en alguna que otra carrera popular de su comarca.
“La voluntad es muy importante, pero para mí es muy importante mantener y cultivar estas aficiones. El trabajo nos absorbe una gran parte de nuestro día a día, y si uno no saca tiempo para esos hobbies, la vida se vuelve muy monótona. Creo que es importante dedicar ese tiempo a tus aficiones, porque así una persona se siente mejor e incluso rinde más en el trabajo”, reflexiona Pedro José.
El gusanillo de la música le entró de niño. Con 10 años se inició en el solfeo, en la escuela de la Agrupación Musical Nuestra Señora de Riansares, la banda de su pueblo natal, Tarancón, y tres años después debutó con el trombón de varas. Desde entonces, no lo ha soltado, de hecho, en 2020 le concedieron la Lira de Plata, insignia que otorgan a los músicos que cumplen 25 años en la agrupación.
“Y voy a por la de oro, que te dan cuando cumples los 50 años de músico”, advierte.
Pedro José nació en Tarancón y se formó en Cuenca, donde estudió Administración de Empresas. El mundo de la banca dice que siempre le había llamado la atención, y con la ayuda de la entonces Caja Rural de Cuenca, cursó un Máster de Entidades Financieras, que fue su puerta de entrada a la entidad.
Cumplió una década en la sucursal de Tarancón de Caja Rural de Cuenca, hasta que en 2014 asumió la dirección de la Oficina de Horcajo de Santiago, responsabilidad que desempeñó durante seis años. En 2020, “un mes antes de la pandemia, una fecha para no olvidar”, se puso al frente de la Oficina de Mota del Cuervo.
“Pasar de una oficina de tres personas, a estar al frente de un equipo integrado por siete compañeros, fue importante”, admite Pedro José, encantado de estar en un pueblo, como Mota del Cuervo, con una tradición musical importante, gracias a su banda, la Asociación Musical Moteña.
Y es que la música es muy importante para Pedro José, que ya ha adentrado a su hija mayor en el solfeo, “cuando antes empiecen, mejor”. Formar parte de una banda de música, nos cuenta, es crecer en familia y amigos, “conoces a mucha gente, haces amistades y como pasas tanto tiempo con ellos, ensayando, viajando, en los conciertos, convives y es muy enriquecedor”.
Pedro José confiesa que disfruta tocando. Solo hacer sonar su instrumento le satisface, pero si, además, la banda recibe el aplauso y la consideración del público, la satisfacción es doble. Se siente cómodo ante cualquier partitura, le gusta tocar los conciertos de Navidad, con sus tradicionales vals y polkas, pero también las marchas de procesión en Semana Santa o los pasodobles propios de las épocas de fiesta.
Ahora bien, ser parte de una agrupación musical es contraer un compromiso profundo, “jamás me he ido de vacaciones en Semana Santa, ni para las fiestas de Tarancón, porque tenía que tocar; esto es muy difícil de entender, para tu familia y amigos, cuando estás en el mejor momento de una comida, te levantas y les dices que te tienes que ir a tocar, pero ese compromiso es ineludible si quieres que la banda funcione”.
Nuestro compañero no olvida los nervios que pasó cuando debutó como músico en 1995 y aún se emociona al recordar el día que recibió la Lira de Plata. Son los momentos más emotivos de una afición, que le deja en el recuerdo un millón de anécdotas e historias, desde conciertos y pasacalles pasados por la lluvia, a recitales con desigual resultado. Todo le enriquece, porque, como confiesa una y otra vez, “a mí me gusta mucho tocar".
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